Las Sevillanas Cruces de Mayo

 

 

Las Cruces de Mayo es una celebración que tiene su origen en la Edad Media cuando se empezó a conmemorar el hallazgo de la cruz de Jesucristo por Santa Elena, madre del emperador Constantino, en el siglo XVII.

Es ésta una tradición cristiana que consiste en instalar en las calles cruces hechas con flores, en torno a las cuales se colocan con mejor o peor acierto objetos decorativos y, sobre todo, elementos florales, macetas y plantas. Su origen es popular, ya que son los vecinos de una calle, plaza o patio los que se ponen de acuerdo y aportan los materiales.

Con el cambio de los tiempos, y la vida ajetreada que casi todos llevamos, esta fiesta ha estado a un paso de desaparecer. Sin embargo, en los últimos años parece haber cobrado un nuevo auge gracias a la fuerte idiosincrasia del pueblo andaluz.

Patios reconocidos de Sevilla y característicos por la singular belleza de sus cruces han sido El Corral del Conde, el Hotel Triana o la Plaza de la Niña, en la Alameda de Hércules. Una gran cruz, en la mayoría de los casos hecha o recubierta de flores es el centro de atención y el punto neurálgico sobre el que gira toda la decoración. El resto del conjunto lo conforman cadenetas y farolillos de papel de múltiples colores, lo que da una vida a estos patios que es difícil de imaginar sin verlo en primera persona.

Cada noche, vecinos de la barriada y sus parientes más próximos se divierten a la manera de la ciudad, que no es otra en la mayoría de los casos que comiendo y bebiendo para después cantar y bailar hasta el amanecer. Finalmente, un jurado popular recorre los distintos patios para elegir y galardonar al mejor adornado y el que de forma más fidedigna puede representar el espíritu hispalense.